domingo, 22 de marzo de 2015

Crónica Zurich Marató Barcelona - disfrutar, cagándola...

Así a simple vista puede resultar contradictorio este titular para resumir lo ocurrido hace hoy justo 7 dias, pero no he encontrado una frase que encaje mejor con lo que viví durante el fin de semana de la Zurich Marató de Barcelona…

Uno de los grandes retos de esta temporada, mi sexto Maratón, segundo intento serio para bajar de la barrera de las 3 horas y segundo Maratón junto a los Drinkingrunners siendo este último dato quizás el que más ha marcado la diferencia con respecto a los anteriores.

No voy a recrearme con los detalles de la preparación y temas previos, basta decir que después de un año complicado por una tendinitis rotuliana había sido capaz de completar una preparación con menos volumen pero de más “calidad”, llegar sin dolores, molestias o sobrecargas ya suponía un triunfo y pese a que es imposible templar los nervios cuando tanta preparación y esfuerzo se concentran en algo tan concreto, el sábado por la mañana cogía el AVE hacia Barcelona con la sensación de ir con los deberes bien hechos.

Ni siquiera llegue a sentarme, enseguida nos concentramos en el vagón restaurante y allí pasé la mayor parte del viaje, entre risas y conversaciones animadas… y así transcurrió básicamente el día, de un sitio para otro con esta gran familia; Hotel, comida, feria del corredor, cena… primer maratón del fin de semana, este de risas y buen rollo.



El maratón de correr, el de los 42.195 metros, empezaba a las 8:30 envuelto en papel de regalo, temperatura perfecta, recorrido llano y para colofón, me había salido una “liebre” de lujo en la feria del corredor, tendría el gran honor de correr junto a Rafael Ballesteros.

Templando de nuevo los nervios y una vez sorteado el caos inicial del ropero, nos metemos en el cajón de salida, cierro los ojos y me imagino cruzando la meta tres horas después… los momentos previos a la salida son de esos que te dejan huella en la memoria, intento empaparme de todo sin pensar en lo que viene…



Se da la salida, confeti y Freddy Mercury nos despiden mientras buscamos un hueco para correr cómodo entre la multitud, las grandes avenidas Barcelonesas facilitan mucho esa labor y enseguida encuentro mi lugar y mi ritmo de carrera. Ojalá fuesen todos los kilómetros como los primeros, con esa sensación de poderío que hay que templar para no pagarlo en los kilómetros finales.

Todo va según lo previsto y los kilómetros van cayendo rápido, muy rápido… el pelotón que marca las 3 horas está a tiro de piedra, he salido un poco rezagado, pero zancada a zancada voy acercándome al numeroso grupo que corre alrededor de las liebres de la organización, la mía me espera en el Kilómetro 11.

¡Que lujo es correr con compañía!, me olvido del reloj y de los avituallamientos, voy a “mesa puesta”, Rafa se encarga de todo, yo solo tengo que seguirle… y así hago, adelantamos al grupo de 3 horas para correr sin agobios y empezamos a comerle segundos al crono para coger algo de colchón de cara al final de carrera. Corro cómodo, muy cómodo para ir rodando a poco más de 4’ el kilómetro, no quiero pensar más allá de la siguiente zancada, pero resulta imposible viendo lo bien que van las cosas, el éxito está ahí… al alcance de mi mano.


Pero el maratón es muy largo, es muy cruel y tan pronto estás volando sobre el asfalto como arrastrándote por él.

Km 27, empiezo a sentir un leve pinchazo en la zona del diafragma, ya había pasado por el típico ataque de flato de cada maratón, la situación se agrava y empiezo a preocuparme, en el Km 28 definitivamente tengo que parar por la intensidad del dolor. Rafa me tranquiliza mientras respiro profundamente y aprieto con fuerza la zona, veo pasar a mi lado al grupo de 3 horas, se me escapa un sueño. Aprieto lo dientes y empiezo a trotar de nuevo, poco a poco recuperamos el aliento y volvemos a correr, no voy a tirar la toalla tan fácilmente.

Volvemos a coger al grupo, las molestias no remiten del todo pero ya no me impiden correr a buen ritmo y  vuelvo a creer que es posible… vuelvo a soñar durante unos kilómetros haciendo caso omiso a las señales negativas que mi cuerpo me transmitía, el estómago no iba bien y los pinchazos eran ya notables… Km 34, bajo la cabeza, me rindo, no hacen falta muchas explicaciones, Rafa ya lo entiende viendo mi cara… y vuelvo a ver como mi sueño pasa de largo y se aleja poco a poco.

Empieza la otra maratón, aún 8 kilómetros por delante y ahora ya con el único objetivo de acabar lo más decentemente posible, estos kilómetros son complicados, muy difíciles, eternos…
Voy lo más rápido que mi estómago me permite, agarrándome a los ánimos de Rafa y del público que te aplaude y jalea al ver cómo vas de jodido… y por fin ves ese número mágico, ese kilómetro marcado a fuego en cada maratoniano, ese Km 42 como antesala del final de una agonía que iba en aumento. 



Cruzo la meta, no hay gloria… tan solo una inmensa sensación de alivio, y algo de tristeza… joder, ¡la he cagado!.

Cometí un error de novato, bebí isotónico en los primeros avituallamientos que nunca había probado y lo pagué caro… amarga lección la que aprendí en esta maratón.

Pero entonces es cuando aparece la magia del Run4Fun, cuando empiezas a ver llegar a tus compañeros, entrando triunfalmente con sus mejores marcas personales, primero Valentín luego el gran Javier Ullé. La gloria de lo ajeno es mi consuelo, la tristeza me abandona y disfruto a partes iguales de sus éxitos. Con cada encuentro me recompongo un poco más, hasta que empiezo de igual modo a disfrutar de mi logro, de mi victoria “a medias”…



Vino y rosas para despedirnos de Barcelona (y alguna cervecita en el AVE de vuelta…), que gran fin de semana, no quiero nombrar a toda la familia Drinkingrunners allí presente porque me sabría muy mal olvidar a alguien, pero todos y cada uno de vosotros endulzasteis mi derrota… no pude expresarlo mejor en aquel brindis al sol en la estación de Sants…

¡¡Jamás había disfrutado tanto… cagándola!!!



1 comentario:

  1. He corrido 3 maratones y jamás salí al campo de tiro a pecho descubierto. Os admiro mucho a los que ponéis el pecho para salir o con los pies por delantes o por la puerta grande. Aprendo de tus errores, gracias por compartirlos. Abrazo de gol!

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